¿Qué es el hedonismo? Esa es la cuestión básica que late en el texto de Santiago ALBA RICO “Las virtudes del capitalismo” (se puede encontrar en LPGr, aunque su procedencia fuera http://www.rebelion.org/ del 24 de julio de 2009). Y que deberíamos, obligatoriamente, de plantearnos.
No es nada fácil contestar a esa pregunta si para ello se usan los tergiversadores, manipuladores, defectuosos materiales que con más frecuencia la vaga e industrial ideología dominante reproduce por doquier. Vaga porque no le gusta mucho ninguno de los trabajos que nos impone como obligatorios: e industrial por el uso y, hasta, abuso que por defecto hace de las poderosas máquinas.
Pues es cierto que al término hedonismo le hace falta una investigación paciente. Y, sabemos por experiencia propia que lleva mucho tiempo luchar contra tanto prejuicio institucionalmente bien implantado: diccionarios, manuales, medios de desinformación diaria y permanente. Lo de las Reales Academias de las Lenguas, las Artes o las Ciencias es como para echarle de comer a parte. Sabemos que contra esas bestiales instituciones podemos desfallecer a poco que cualquiera ose enfrentarse sin miedo y sin esperanza contra su puto hálito de soberbia, sofistería, modélica ejemplaridad y etcétera etc.
Al hedonismo le suele pasar como a otras muchísimas palabras del vocabulario filosófico. Pongamos, por ahora, como único y sintomático ejemplo el caso del vocablo “materialismo”. Hay un uso ordinario bastante extendido y que no tiene casi nada que ver con sus usos más "científicos", "técnicos", "históricos",... Aunque hasta el Papa Nazintger se acople y haga como que los olvida en sus cartas encíclicas para levantar acta y dar fe de su más vetusta ordinariez.
El hacer un trabajo de limpieza conceptual que nos ayude a entender otra Idea bien diferente a la noción que se nos quiere llegar a imponer como creencia indudable de lo que significa un término como hedonismo -o materialismo- resulta más que una tarea urgente. No es este el momento de hacerlo.
Pero, sí es cierto que Santiago Alba, con su soberbio y sofisticado estilo literario, no ayuda, precisamente, a hacerlo con este artículo donde sugiere que el capitalismo es una especie de mezcolanza entre hedonismo y ascetismo.
El capitalismo no puede identificarse con el hedonismo. Salvo que se habite en una confusión conceptual tremenda.
El capital prostituye absolutamente todo lo que toca. Y el lenguaje no puede sentirse al margen de su lógica degenerativa.
La lógica del capital no tiene nada que ver con la lógica hedonista de los placeres. Lo que se vende como placer en una suciedad de explotación nuclear pornocapitalista hunde sus raíces en lo más profundo del dolor. No hay placer que no conlleve, en la deformación social pornocapitalista, un dolor insoportable. Otra cosa, bien diferente, es que los sujetos que padecen su infernal lógica destructiva lo sepan o hasta lo sientan así, pues es confirmable que no dejen de adaptarse a diario a las condiciones materiales de existencia más atroces, brutales, violentas y aberrantes. Ciertamente, los medios de persuasión tiene su labor en la distorsión de lo real. Y con ellos se propicia que sólo la punta del iceberg en la esfera del consumo pueda "mirarse" como ajena al invivible continente sumergido que es donde realmente se produce al por mayor el monstruoso malestar social.
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