Arturo del Villar*
La sección de anuncios por palabras del diario monárquico y madrileño Abc ejemplifica perfectamente la evolución española. Antes estaba llena de ofertas de servicio doméstico, siempre con la exigencia de contar con informes favorables. Las lectoras de Abc disfrutaban de varias servidoras domésticas, vulgarmente criadas, entre cocineras, amas de llaves y doncellas (hasta que el señorito hacía que dejaran de serlo), lo que les permitía a ellas dedicarse a las ocupaciones propias de su rango, como asistir a fiestas, conciertos, teatros y tés benéficos a favor de los pobres. Los lectores varones encontraban en los anuncios mayordomos, ayudas de cámara, mecánicos y conductores de sus lujosos automóviles.
Ahora la situación es radicalmente diferente. Para demostrarlo repasamos la página 94 del Abc madrileño correspondiente al pasado domingo 12 de julio, en donde figuran los anuncios por palabras y en reclamos.
El parágrafo de “Servicio doméstico” contiene dos ofertas y una demanda; esta última es el anuncio de una agencia de colocaciones. En total, tres tristes anuncios.
A continuación aparece un parágrafo titulado “Contactos”, con un anuncio también de una agencia que precisa señoritas sin experiencia, para lo que es fácil adivinar. Otro parágrafo rotulado “Varios. Hogar” incluye cinco anuncios de alquiler de habitaciones por horas, sin duda para establecer unas relaciones cortas, pero íntimas.
Seguimos leyendo, y llega la denominada “Línea erótica”, con veinte anuncios en los que se ofertan chicos y chicas, para todos los gustos. Viene después la sección de “Masajes”, con diez anuncios no aptos para enfermos. Muy reducido es el parágrafo de “Relaciones personales”, ya que sólo figuran dos ofertas de sexo gratis. Finalmente, el parágrafo bárbaramente titulado “Relax”, palabra no castellana que no debiera utilizar un periódico serio, incluye 63 anuncios, algunos de ellos ilustrados, de chicas y chicos que se ofrecen para hacer las más variadas diabluras sexuales.
Es de resaltar que en la mayor parte de los anuncios se dice que las “mercancías”, llamémoslas así para no utilizar palabras malsonantes, son de alto nivel o de alto “standing”, o de lujo, y que se encuentran en chalés o apartamentos lujosos, a tono con la clase social tradicionalmente lectora de Abc. Es natural: no van a ir las marquesas o los condes o los cardenales a meterse en lugares sucios o pobres.
Suman en total 101 anuncios de puterío, por decirlo con una palabra muy castellana. Si pagan sus anuncios en el diario monárquico es porque obtienen respuestas positivas, lo que demuestra que los tradicionales lectores del diario monárquico han prescindido del servicio doméstico, pero no de otros servicios particulares. Y es lógico que recurran a las páginas de un diario tan serio como el Abc, siempre al servicio de la monarquía, porque no van a ponerse las baronesas o los duques o los obispos a buscar ligues por las calles.
El Abc es el diario de una clase social exclusiva. El mismísimo Alfonso XIII ponía en funcionamiento su nueva maquinaria. El 7 de mayo de 1931 insertó un anuncio del Círculo Monárquico Independiente, del que derivó la quema de conventos. Estuvo suspendido varias veces en 1931 y 32 por incitar a la rebelión. Organizó y financió la contrata del avión que condujo al general golpista Franco a Marruecos para dirigir la sublevación en julio de 1936. Apoyó no solamente la dictadura española, sino todos los golpes de Estado organizados en países hispánicos.
Es el diario que ofrece más anuncios de puterío. Toda una lección de sociología.
*Arturo del Villar es presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio
Excelente radiografía de la suciedad pornocapitalista que edita a diario el ABC del fascismo español.
ResponderEliminarEn 1936 apostaron por los verdugos del pueblo español y ahora lo hacen por los empresarios fascistas que comanda el Puto Micheletti -a imagen y semejanza del maffioso Berlusconi-.