martes, 3 de noviembre de 2009

Un buen ejemplo de BRIBÓN FRANCOBOURBÓNICO

Para Almudena y Manuel

Pablito Ángel DELFARGUE
& Claudia ROJA

(LPGr, 3 de noviembre de 2009)


Tremenda unanimidad en los putos recuerdos de tanto necio que apuntala sus putos negocios en la falsedad y la mentira.

La estulticia de la falsimedia ha trazado su estrategia para conformar a diestra y siniestra su maquiavélica voluntad de poder: ¡Que asco de LPAÍS! ¡Que pena de LMUNDO! ¡Que mierda de ABC! ¡Que horrible visión la de la Puta RTVE!

Hacen a diario apología de la muerte más atroz. Ha muerto el baboso cortesano Sabino Fernández Campos. Y no hay ni una voz disonante en el redil mediático de los medios de incomunicación de masas del Reino.

No era ningún niño cuando corrió a alistarse al criminal y bárbaro ejército del Alzamiento Nazi-o-nal. Supo como nadie ser siervo, feliz vasallo y difundir por doquier su ciega obediencia.

Como tantos creyó que aquel golpe militar sería sólo cuestión de unas horas. Los mandos traidores al Gobierno democrático de la República española poseían bastante solvencia en el arte de matar. Eran matarifes criminalmente bien estrenados. No tuvieron piedad a la hora de abusar del armamento químico como armas de destrucción masiva contra las poblaciones civiles del Rif norteafricano. Y de manera impía y criminal se lanzaron a una campaña de exterminio genocida. Pero...

...el puto golpe militar para que triunfase tuvo que desangrar al pueblo. Se encontraron un pueblo desarmado pero valiente. Un pueblo que bien poco sabía de artes marciales ni de estrategias militares. Todavía se oyen ecos de los reproches a la anárquica desobediencia que caracterizaba a las desorganizadas milicias populares republicanas. No había consensos ni acuerdos ni disciplina. Pero sobraba el valor y el coraje. Aunque ciertamente fueran mucho mayores la impotencia y la ignorancia... Éstas se habían sembrado sin descanso durante tiempos inmemoriales. Siglos y siglos: per seculam seculorum...

Es falso que se enfrentaran dos Españas. No existieron dos bandos. Eso es un puto cuento. Pura mitología inventada en plan leyenda por los criminales que vencieron en una cruzada de exterminio genocida. No. No es cierto. No había posible comparación.

Fueron casi tres años de sufrimiento y de exterminio genocida a los que les siguió aún una década brutal de hambre, represión y miseria aún más desigual por parte de la criminal derecha franquista a la que sólo le interesaba la explotación más dura sin que hubiera ni ciencia ni consciencia que la pudiera diezmar. Durante casi cuarenta años han sabido muy bien vender la tergiversada historia.

Sabino Fernández Campos ha muerto. Y con él se ha disparado toda la jauría de las jaculatorias de la hipocresía reinante en este puto Reino bastardo de los Bribones FrancoBourbónicos. Su muerte ha levantado acta de la diaria apología del Terrorismo de un Estado criminalmente establecido que se realiza sin parar en este pestilente país...: el Reino FrancoBourbónico de los Bribones.

domingo, 1 de noviembre de 2009

No olvidéis que las dictaduras fascistas sólo EJECUTAN la criminal lógica diaria del PORNOCAPITAL TANATOCRÁTICO


Se conserva la memoria de la clase media urbana, que SUPUESTAMENTE dirigió el cambio tras la dictadura
El historiador Pablo Sánchez León explica que España no hizo justicia durante la transición porque “perdió a sus indígenas”

Prensa Contamíname
www.rebelion.org 31/10/09


El profesor de Historia en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Pablo Sánchez León explica que España no haya hecho justicia respecto a la dictadura durante la transición porque “perdió a sus indígenas” durante el franquismo. Sánchez León intervino en la tercera mesa redonda del Encuentro Iberoamericano de Derechos Humanos y Ciudadanía Memorias en Transición, Sociedad civil, movimientos sociales y ciudadanía. “No hay memoria de la transición española porque en ella no hubo indígenas, pero los hubo antes”.


El historiador usa esta expresión al seguir el hilo de las argumentaciones de los invitados procedentes de América Latina en este encuentro, que frecuentemente se refieren a los indígenas o a la población afrodescendiente como los protagonistas de las nuevas transiciones democráticas que se están dando en la región.


La II República y “la larga resistencia de la guerra civil” fueron posibles gracias a los “campesinos analfabetos, pero cultos” procedentes de las culturas “subalternas” que se habían mantenido gracias a su autonomía por haber sido “excluidas del orden liberal”, como también lo fueron los indígenas en América Latina. En ese espacio excluido del orden elitista, en el campo español se formó un “orden subalterno en cierta medida autónomo” sostenido por redes de solidaridad entre las aldeas y las villas. Es lo que el historiador llama “los indígenas” españoles.


Ese “indigenismo subalterno” de los años 20 y 30 que perduró en algunos lugares de España hasta los 40 desapareció durante el franquismo, en el proceso de “éxodo rural más extenso en el tiempo y más intenso de los experimentados en Europa durante el siglo XX”. De esta manera, España, al perder a ese campesinado que hizo posible la II República y la resistencia al golpe y al avance de Franco, perdió la memoria de los años 30, que pasó a ser contada por las clases medias urbanas y cultas creadas durante la dictadura.


“Tengo la percepción, incluso autobiográfica, de haber vivido una transición sin ese componente de emergencia de un lenguaje en torno a la recuperación de agujeros de los procesos traumáticos del siglo XX, que sí se da en América Latina”, manifestó Sánchez León, quien seguidamente se preguntó “¿qué pasó en los años 70 para que esa justicia transicional no fuera importante?”.
La respuesta que el historiador da a esta pregunta parte de la creación de una sociedad civil propia por parte del franquismo, basada en la clase media urbana “adquisitiva, civil, de estatus, que se genera en el desarrollismo de los años 60 y no se ha roto hasta el día de hoy”. Se trata de una sociedad civil que no quiere por igual “ni paletos, ni aristócratas, ni rojos obreros”, que distingue y separa el trabajo de la política, la vida privada de la vida pública, relega la política a un segundo plano, prefiere ser representada que participar y aspira a que las instituciones resuelvan sus problemas, mientras se recluye en el ámbito privado. “Ésa es la base social de la lucha contra la dictadura, que tiene una identidad política antifranquista, mientras que el resto de su identidad está marcada por ese contexto desarrollista”.


Así, a pesar de que en el año 76 “hubo conatos de justicia transicional y de recuperar activamente los años treinta” y unas “huelgas salvajes” que deslegitimaron por igual al régimen que a la oposición antifranquista, sostenidas por un movimiento popular, obrero y vecinal “transgresor de los límites de la propia oposición”, luego “llegan los partidos y se hacen cargo de la transición”. El pulso se traslada entonces al terreno cultural y hoy el problema de la memoria consiste en saber “qué narrativa alternativa tenemos” después de esa crítica a la visión dominante de la transición española elaborada por las clases medias que la hicieron.

jueves, 29 de octubre de 2009

Lecciones para otra pedagogía práctica

Un país llamado cultura audiovisual
Diario de viaje a la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (Cuba)


Guillermo Zapata
www.rebelion.org
29/10/09 Inicio > La Escuela

El pasado mes de junio me invitaron a dar un curso en el EICTV Cubano, una de las escuelas de cine y televisión más importantes del mundo. Evidentemente, fui elegido por error, pero lejos de decir nada, me armé de valor y decidí lanzarme a la aventura. Estas son algunas notas de mi desastroso paso por una escuela para la que el medio audiovisual no es arte, sino una forma de vida. Coger un avión a Cuba desde el aeropuerto de Madrid- Barajas a principios de verano es como ir a un parque de atracciones de la pochez turística. Hay un grupito de amigas con mascarillas contra la Gripe A que se hacen fotos con el "anti-porcin" puesto. Otros chicos de edad indeterminada dicen que van a la isla, pero a lo que van es a un complejo hotelero a beber margaritas y a bañarse en la piscina del resort. No faltan un corrillo de empresarios que comentan la jugada futura. Se trata de una vaga esperanza de sexo muy parecida a la que tiene un adolescente en su primera Nochevieja. Algunos de ellos emiten incluso extraños grititos y aplauden cuando el avión despega y aterriza. Volverán a casa como el citado adolescente: recordando lo que estuvo "a punto" de suceder. En el avión también encuentro, afortunadamente, a numerosos cubanos que regresan a sus casas a visitar a sus familias y que tienen otra mirada y otra vida que contar.


Camino al EICTV

La escuela está a cuarenta minutos de La Habana en coche y lo primero que llama la atención del camino es que en Cuba no hay publicidad. Todo son carreteras desiertas y calles vacías de todo signo publicitario. Sí, hay propaganda institucional, pero el porcentaje es mínimo comparado con la saturación informativa a la que nos vemos sometidos cotidianamente. Cuba es definitivamente analógica (más o menos). En mi pose de gordito-con-dignidad tengo a bien sacar el brazo por la ventanilla del coche que me lleva hacia la escuela. El resultado es que ese porcentaje de mi cuerpo queda completamente calcinado y no podrá apoyarse en nada más durante las siguientes dos semanas.

La escuela son varios complejos de color blanco cuya arquitectura me recuerda a los edificios universitarios de los años setenta (o sea, a fotos de cosas que no he vivido). Tiene espacio para los dormitorios de los alumnos (viven allí los tres años que dura su formación) y los profesores (muchos viven allí también). Hay un comedor, un bar y las aulas. También cuentan con una magnífica piscina, canchas de baloncesto, platós de rodaje, salas de montaje y sonorización, una pista de atletismo... Y toneladas de agua esperando a caerte encima.

It's raining, man


Servidor es de secano. Incluso más que de secano: soy alérgico a los hongos de la humedad. La lluvia lo que es bien, no me sienta. Y en San Antonio de los Baños llueve. Llueve de pronto, sin venir a cuento. Y llueve como si se fuera a agotar la lluvia para siempre. En la escuela están acostumbrados: la crisis energética, el bloqueo y las lluvias han ritualizado una serie de comportamientos y a ellos (al contrario que yo) ni les entra pánico al escuchar los truenos, ni le sacan fotos a la lluvia con furia incontenible ante semejante paraíso.

Los estudiantes de la escuela saben que se puede ir la luz, que se pueden quemar los enchufes por un cortocircuito, que se puede inundar tu habitación si te dejas la ventana abierta. Son detalles que yo he aprendido a fuerza de chapotear en mi dormitorio y quemarme los dedos intentando enchufar y desenchufar las cosas.


Clases como yo no he visto

Una clase puede ser una de estas dos cosas: o cien personas en estado semi-zombie escuchando a un señor hablando del código de señales de las holoturias y manifestando que la filogenia reproduce la ontogenia (no me lo invento) o un grupo más o menos reducido de adolescentes aguerridos que no necesitan saber nada de cine y/o televisión porque con lo que han pagado por la matrícula se han hecho a la idea de que ya lo saben todo. En la EICTV todo eso cae por su propio peso. Ni hay grandes clases magistrales de señores aburridos, ni hay niñatos pensando que lo saben todo y que les debes algo por estar allí. Por el contrario, se tratan de pequeños talleres de entre una y tres semanas, con profesores internacionales y una tutoría continua, con uno o dos proyectos anuales y un trabajo constante. Es una escuela que enseña a mirar al mundo. Y no sólo eso: al final de cada taller los coordinadores de la cátedra se reúnen con el profesor y los alumnos para discutir sobre qué funciona y qué no. Si hay muchas quejas de los alumnos o creen que el tipo en cuestión no hace bien su trabajo, no lo llaman al año siguiente. Si yo hubiera podido hacer eso en la facultad quizás hasta habría ido a clase.


¿Un alumnado nace o se hace?

No lo sé, pero intuyo que un poco de las dos cosas.

La escuela es muy barata. Doce mil euros por tres años de clases, más todas las prácticas, la comida y el alojamiento, que son gratuitos. Un porcentaje altísimo de los alumnos latinoamericanos estudian becados y todos los cubanos van gratis. Eso quiere decir, básicamente, que el tipo medio de estudiante escapa por completo del alumno de cine estándar de escuela privada.

No puedo decir que no haya ningún despistado, pero se les identifica fácilmente por ser los únicos que llevan camisetas del Ché. Ojo, no es porque no haya sanas filias guevaristas entre los estudiantes, sino porque o bien no tienen pasta para chorradas, o tienen criterio suficiente para no andar estampándose fotos de sus ídolos en sus prendas de ropa o porque, directamente, su "patria o muerte" está dedicada a Glauber Rocha, Fernando Birri, Tomás Gutierrez Alea, Fernando Pérez, Gabriel García Márquez, etcétera.

Debo decir que mi única desgracia reseñable en materia didáctica fue que me caí encima de tres sillas y rompí una de ellas en el despacho de la cátedra de guión (eran de las de ruedas, yo estoy gordo y... bueno, soy torpe). Quizás reventé una de las sillas dónde se ha sentado "Titón" o algún otro maestro del cine latinoamericano. La gente, muy cordial, no intentó asesinarme por agredir su memoria histórica.

Televisión, Cuba, Internet.
Como he comentado al principio, el motivo por el que me encontraba en el EICTV era dar un taller de guión de televisión en una escuela que, aunque se denomina de cine y televisión, siempre ha tendido más al cine. Los problemas añadidos a priori no son sólo esos. Los estudiantes están tres años en la escuela y la escuela está en Cuba. Cuba tiene seis canales de televisión, todos ellos estatales. La mayor parte son de divulgación o historia. No tienen series (o tienen muy pocas). Alguien dijo que uno podía conocer la cultura de un país viendo veinticuatro horas la televisión del mismo. Es evidente que la persona que lo dijo no tenía televisión. Como en todos los lugares del mundo, la televisión cubana y la sociedad cubana se parecen lo que un huevo a una castaña. Mentiría, por otro lado, si no dijera que vi algunos de los programas más espectaculares de mi dilatada experiencia catódica. Especialmente aquellos dedicados a la divulgación y el debate en materia de salud pública.

Pero yo estaba allí para hablar de Tony Soprano y el doctor House. Intuía que los alumnos jamás habían oído hablar de ellos (ni de Don Draper o el Doctor Horrible). No sólo porque no las echaban por la tele (lo cierto es que en Cuba pasan Los Soprano en horario decente, algo de lo podrían aprender nuestro programadores) sino porque no hay, en general, acceso a Internet. Y si lo hay, la conexión es muy pobre. Para que os hagáis una idea, si quería mandar un documento adjunto vía e-mail, escribía el e-mail, le daba a "enviar" y me cogía un libro. Empezaba a leer y al cabo de unas páginas la cosa estaba enviada.

Y entonces descubrí lo que pasaría en España si alguien prohibiera las descargas de Internet: absolutamente nada.

La sociedad cubana es una enorme red humana. Una cadena de interconexión biológica enlazada por CDs, algunos USB y escasos discos duros. Y he dicho la sociedad cubana porque no me refiero a un asunto de la escuela. La gente se lo copia todo y se lo pasan de unos a otros. Los capítulos de Aída o de Aquí no hay quién viva (de aquí conocen sobre todo las comedias) circulan por La Habana desordenados, como material caliente. Se ve y se pasa.

En la escuela ocurre lo mismo, pero a mayor escala. La mediateca empieza a tener discos duros con series completas que los alumnos devoran e intuyo que cada año la cosa va creciendo. Ahora cuando escucho las amenazas de entidades europeas y ministros del ramo, sonrío pensando "yo he visto el futuro. He estado en Cuba".

Tiempos libres entre mosquitos y celebridades

Los profesores tienen más tiempo libre que los alumnos. Se dan seis horas de clase diarias, pero ellos tienen que realizar además sus "pre-tesis" y sus "tesis". Se trata de cortometrajes de tres y diez minutos. En las primeras, cada alumno realiza funciones variadas en distintos proyectos, desde realizador a montador o cámara, con lo que aprenden el oficio completo. En las segundas cada uno tira hacia su especialidad. A eso se le une que los estudiantes de guión tienen que escribir un largometraje adaptación de alguna obra literaria en dominio público (libre de derechos) y un largometraje original de ficción (que es lo que hacen en tercer curso). Para realizar ese largometraje tienen diversas tutorías con expertos del mundo del cine. Esto genera que mientras un servidor intenta explicar por qué al público español le gusta Vilches y la familia Alcántara, en la clase de al lado un estudiante chileno está siendo asesorado por Marcos Bernstein (co-guionista de Estación Central de Brasil) o por Lola Salvador (guionista de Las bicicletas son para el verano o la mítica El crimen de Cuenca).

Por si semejante reunión de talentos no genera suficiente presión, las paredes de la escuela están llenas de grafitis con mensajes escritos por los directores, actores o documentalistas que han pasado por la escuela. Así que te puedes apoyar encima de un mensaje que pone "Autenticidad, rigor, ¡qué difícil!" firmado por Costa-Gravas y pensar que lo mejor que podrías hacer es irte a llorar a casa con tu mami.

Yo no tenía problema en irme a casa a llorar, porque mi magnífica sangre europea tenía un regustillo que volvía locatis a los mosquitos de la zona. El día antes de volverme fui devorado por un escuadrón de combate (yanqui, sin duda) que me postró en la cama durante doce horas con cuarenta de fiebre. Por lo menos puedo decir: "Yo tirité en San Antonio de los Baños".

domingo, 18 de octubre de 2009

A hombros de gigantes

MIGUEL ÁNGEL QUINTANILLA FISAC

Público, 18 Oct 2009

Desde que Isaac Newton justificara, con modestia, sus éxitos científicos con aquella frase (“si he podido ver un poco más lejos es porque iba subido a hombros de gigantes”), la expresión se ha convertido en una referencia obligada para aludir al carácter cooperativo y acumulativo de la ciencia. Todo buen científico sabe que sus éxitos son siempre la culminación del trabajo de muchos otros colegas, actuales y del pasado. La paradoja reside en que, mientras todo el mundo sabe reconocer los méritos de Newton, nadie recuerda los nombres de aquellos gigantes a cuyos hombros él se había subido para conseguir sus propios éxitos.

En realidad, la dinámica de la ciencia no es tan simple como la expresión de Newton parece reflejar. Por una parte los gigantes parecen ser los Newton, Einstein o Darwin, a cuyos hombros cualquier investigador desearía subirse para poder ver más allá. Pero por otra parte son precisamente estas primeras figuras del reparto las que necesitan una legión de científicos anónimos sobre los que apoyarse para representar su papel protagonista, como el propio Newton reconocía (algunos creen que irónicamente) en su famosa carta a Hooke.

Por cada artículo que se publica en una revista científica y que recibe el reconocimiento de diez colegas que lo citan, hay por lo menos otros cien que pasan desapercibidos. Por cada científico que obtiene un premio Nobel hay cientos de miles a los que casi nadie conoce ni agradece su trabajo. Y ampliando un poco el foco, por cada nuevo investigador que inicia una carrera de éxitos científicos, hay una legión de anónimos maestros y de compañeros de estudios que primero alentaron y compartieron su curiosidad y su espíritu científico en las clases de primaria y secundaria, luego aprendieron juntos los rudimentos de la ciencia en el bachillerato y finalmente se formaron como científicos en la universidad. Todos ellos desaparecen de la escena cuando el pupilo publica su primer artículo de investigación original. Pero ellos son los gigantes anónimos a cuyos hombros el joven o la joven científica ha empezado a caminar.

Recientemente he podido conocer a algunos de estos anónimos gigantes, que participaron en el concurso Ciencia en Acción, cuya décima edición se ha celebrado en el Parque de las Ciencias de Granada. Allí vi a jóvenes adolescentes de un Instituto de Secundaria de Andalucía, llorando de emoción con su profesora porque arrasaron con sus experimentos de química. Allí vi a un estudiante catalán de FP que había construido, dirigido por su profesor del instituto, y utilizando materiales reciclados, una fábrica de cerveza, que podía cargarse y trasladarse completa en una pequeña furgoneta. O a un grupo de jóvenes intérpretes capaces de crear una sinfonía multimedia de sonidos, formas y colores con imágenes científicas y con una maestría admirable.

Fue genial poder contemplar la extraordinaria vida intelectual de ese grupo de gigantes anónimos, sobre cuyos hombros algunos de ellos podrán elevarse y marcarnos en un futuro próximo los nuevos horizontes de la investigación más avanzada. Estoy seguro de que esos profesores no necesitan subirse a una tarima para que sus alumnos los adoren. Enhorabuena a todos y gracias por la oportunidad de compartir sus ilusiones.

Miguel Ángel Quintanilla Fisac es catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia

sábado, 17 de octubre de 2009

La puta con(*)fusión del pornocapital hasta en la vulgaridad deportiva

¿CHUPAR O NO CHUPAR?

That is the question

Margarita Díaz Picasso

Después de mucho tiempo de andar creyendo que la cosa andaba en proceso de cambio, las declaraciones del Pibe de Oro me volvieron a la realidad. Resulta que para el Pibe como para mucha gente, en lo más escondido de su psiquis sexual, el sexo oral consiste en una práctica denigrante para aquel que supuestamente "brinda placer al otro". Más allá de esgrimir una defensa sobre ésta u otras prácticas en las que de más estaría decir que el placer es compartido y disfrutado; resulta que el imaginario de "quien penetra" vs "quien es penetrado" vuelve a cobrar fuerza y vigor viril.

Me explico: vemos en los paraderos de buses chanchitos de distintos equipos, se trata de alcancías. El chanchito que "penetra" sexualmente al otro se supone que es "superior", que le ha ganado al chanchito que es penetrado; que linda muestra de misoginia y de homofobia.

Nadie hace mayor reparo cuando se ven esos chanchitos, cada uno con camisetas de distintos equipos, según estén arriba o abajo. ¿Qué tendríamos que decir al respecto quienes como en el caso de las mujeres o los homosexuales somos penetrados durante el acto sexual? ¿Quién les dijo que el ser penetrado (a) implica una posición pasiva y/o patética durante el coito? ¿Quién dijo que quién penetra manda, somete o vale más? Absurdo.

Obviamente no es así, como tampoco es menos quien supuestamente procura sexo oral a otro u otra, con alegría y emoción. (Para mí ambos se lo procuran –sin activo, pasivo ni esas categorías–). El carácter peyorativo de la afirmación además, ensucia una conducta sexual, que a mi modo de ver es maltratada por la sociedad occidental en la que vivimos, una sociedad altamente erotizante pero a la vez patológicamente castrante, que reprime, cosifica y clasifica a nuestros objetos y sobretodo objetas de deseo y a las distintas performances y expresiones sexuales.

Esta muestra de precaria sexualidad es solo una de tantas. Solemos hablar de sexo o tratar de hablar, somos una sociedad que reivindica el placer y, a la vez, lo desprecia, que exalta el sexo y a la vez lo convierte en humillante; todo eso y más nos describe como una sociedad violenta y, tal vez, hasta psicópata. La violencia verbal contra las mujeres y los homosexuales en este episodio ha sido por demás consciente, evidente, desproporcionada e insana.

La sexualidad humana es fantásticamente inagotable en sentires, emociones y experiencias, válida en sí misma. Experimentar placer sexual y recrear nuestra sexualidad es un privilegio individual y compartido. No importa quién está arriba o abajo, quién la chupa o a quién se la chupan, mi querido Diego, lo que importa es recrearte y recrearse mutuamente, disfrutar y ser sexualmente libre y feliz.

www.margaritadiazpicasso.com
Abogada - Conciliadora

Especialista en Política Social y Género

(511) 4453068 / 997221032

"Confiada, bordando fino, explorando los botones y ojales de la vida..."

lunes, 12 de octubre de 2009

ABélica Imperial: los crímenes diarios de la Conquista

...ellos, los asesinos,
alentaban la larga collera de los perros
Javier EGEA
(Paseo de los tristes)

Pero ¿qué diablos se celebra hoy?

En otros tiempos le llamaron la fiesta de la Raza. Ahí es nada. ¿De qué raza? ¡¡Pareciera tan obvio que es la de color anaranjado y que cambia de color más que un camaleón!! Los imbéciles más racistas la denominan erróneamente como blanca. ¿Será porque al parecer lava más blanco al hacerlo con detergentes genocidamente químicos como Colón?

Quizá: todo pueda ser. Pero no sería una pérdida de tiempo, ni echar de menos saber porqué denominar así con ese palabro a una Raza. Tal vez, no habría que despreciar lo que históricamente ha llevado tras de sí esa palabreja. Hasta Franco hizo sus pinitos en el cine y usó esa palabra para co(*n)fundir bastante bien al personal. Ese tipejo realmente fue todo un personaje. Todavía hay paletos con cátedra que defienden sus ideales patrióticos. Y habría que ver lo que entienden por tales. No se le hizo trizas su nacionalcatolicismo cuando hizo de la Guardia Mora su bastión militar de asalto a poblaciones civiles indefensas. Como gritaba su Generalato Queipo de Llano desde las ondas hertzianas: sus soldados moros le iban a enseñar a las mujeres rojas lo que eran hombres machos de verdad. Y tanto nacionalismo hispánico no puso reparos para que aviones extranjeros destrozaran poblaciones enteras sin ningún tipo de piedad ni valores civilizatorios. Y es que a lo que se pretende celebrar hoy también se le ha conocido como Fiesta de la Hispanidad: ¿qué demonios es eso?

Quizás tenga que ver con aquello del Requerimiento que leían los salvadores de las almas. Llegaban a tierras pobladas por tribus indígenas y no tenían ningún reparo con invadirlas. ¿Se imagina alguien que se volviera la tortilla de la historia? ¿Qué haríamos si en una lengua como el zwaili se nos leyera a media noche que ni tenemos hacienda, ni casa, ni más propiedad que la que nuestra puta fuerza de trabajo sea capaz de conseguir mediante estrategias de explotación: o sea, reventando a diario en potros de tortura a los que nos hemos de ir acostumbrando mediante el abyecto arte de llamar placer a la prostitución diaria?

Para algunos el día es el de Columbus. Y se celebra la llegada de un navegante genovés a un continente geográfico que descubrió sin haberse enterado de su gran hazaña. Quizá fuera uno más de los inconscientes que pueblan la analfabeta y mafiosa Europa. Como escribía Marx: "lo hacen, pero no lo saben".

El territorio que supuestamente descubrió el ignorante -perdón, el almirante- sería bautizado con el nombre de otro italiano: Américo Vespucio. Que sería el primero que lo cartografiara para la posteridad. El nombre de Columbus quedaría para espacios más pequeños. Colombia sufre aún hoy del olvido y de las rapiñas crueles de una conquista criminal. Si bestiales fueron las carnicerías custodiadas mediante la católica cruz y la cortante espada, no menos brutales se hacen hoy las carnicerías contra sus indígenas, sus comunidades campesinas por parte de las criminales maffias multinazionales.




domingo, 11 de octubre de 2009

Unas ridículas y localistas Jornadas hacen de Javier EGEA un poeta paisajístico provinciano

En la foto se pueden ver de izquierda a derecha: "Pepe Culturas", Miguel Naveros, algún amiguete del clan, Alvarito Salvador, Antonio Lafarque, Yolanda Calderón, Luisito García Montero, Antoñito Jiménez Millán y Juanito Vida.


A los diez años del suicidio de Javier Egea, en Almería se ha organizado una mesa redonda y un viaje a la Isleta del Moro para hacer como que se le recuerda y no se le olvida. Las citadas actividades se realizaban dentro de unas mínimas Jornadas de la Asociación de Estudios Almerienses que se columpiaban con el primer verso de aquel impresionante poema, un único poema en forma de libro llamado Troppo Mare. Aunque ese título a su vez saliera de otro primer verso del inolvidable Lavorare stanca de Cesare Pavese. Al parecer buen consejo de su amigo, Juan Carlos Rodríguez, ausente en este acto de Almería y que no deseaba que aquel inmenso poema se conociera como La atalaya de Onán. Y afortunadamente le cedió el librito que tanto trabajo le hubiera causado al poeta suicida italiano. Extraño tanto mar. Paisajes almerienses en la poesía de Javier Egea era el título completo de las Jornaditas.

La celebración fue -¡una vez más!- provinciana y ridícula. Se les nota que algunos de los "amiguetes" del poeta granadino están de vuelta. Lo que no se sabe es si alguna vez partieron con rumbo a alguna parte. Fue provinciana porque desde la voz de la delegada de la Consejería de Cultura, Yolanda Callejón, se quería dar la imagen de que con Troppo Mare lo que Javier Egea se propuso fue hacer poesía paisajística que ayudara a VENDER el Cabo de Gata como Parque Natural. Increíble y vomitivo. Eso solo lo puede decir alguien -en este caso más de uno, así que serán álguienes- que desconozca por completo el libro al que supuestamente se quiere homenajear. Como si Quisquete hubiera querido hacer de capitán de una especie de buque insignia del demoledor y caótico economato turístico. Y fue ridículo además porque se pusieron en solfa las reales convicciones de un poeta comunista como fuera Javier. Había que ver los meneítos de cabeza que hacía el representante de la institución que patentaba el homenaje, el ínclito Miguel Naveros. Éste individuo es, por sí solo, ya un personaje al que habría que echar de comer aparte. ¡Qué cruz, Maricruz, la pesadilla de los rojeras arrepentidos y adocenados en los pesebres del poder psoecialista andalú! ¡De qué manera cuentan su pérfida y lastimosa batallita en su deprimente historia!

Pero, con todo ello no acaba ahí la cosa. Sus "amiguetes" de aquel entonces son, todos ellos, hoy señores muy respetables; pero que muy respetables. Alguno hasta ha ganado sin apenas esfuerzo varios medallones de oro por partida doble: el de Andalucía y el de su renegada ciudad de Granada. De los cuatro "amiguetes", tres que participaron en la mesa redonda ostentan hoy el poder de sentar cátedra con sus benditísimas opiniones. Algún día habría que ponerles los puntos sobre algunas íes. Aunque ese día, segurísimo, que quien lo haga recibirá la ñoña crítica del psicologismo más pestilentemente freudiano o hasta nietzscheano y les llamarán de todo: resentidos, envidiosos, etcétera y etc; y, claro, será para mear y no echar ni una gota. Y, sin embargo, darán en hueso porque nada de ello habrá. Simplemente: habría que tirar a dar con documentos que prueben cómo diablos han llegado a estar donde tenían que estar, porque ser como son ya se sabe que sólo lo han conseguido mediante estrategias de su militar y sempiterno camuflaje.

Tres de los cuatro "amiguetes" que hablaron en la mesa son hoy venerables catedráticos. Uno de ellos, la verdad sea dicha, no sabemos en qué situación está en esta temporalidad. Pues de creer a los correveidiles de la prensa ha abandonado la cátedra que ocupaba en la Universidad de Granada a consecuencia de HABER PERDIDO EL JUICIO. Sí. Así con mayúsculas y con todas las letras. No seamos mal -o bien, quién sabe- pensados: ha perdido un juicio jurídico celebrado en un juzgado de Granada por haber insultado con premeditación, publicidad y alevosía así como amenazado a otro profesor de la Facultad de Letras de la Universidad de Granada. Él que proclamaba por todo lo alto que libertades como la de cátedra o de expresión deberían ser inviolables exigía a la Universidad de Granada que pusiera donde merecía -en la puta calle- a un "marxista de cuarta fila". Aunque parece que ha sido un juicio del que al parecer ha sabido sacar partido -y algo más: asamblea y sindicato; de IU/PCE y CCOO- y que, por ahora, entre otros réditos, le ha valido una excedencia laboral, además de un sinfín de otros beneficios como una publicidad gratuita que le hace ser víctima de una especie de persecución intelectual y blablabla. Quiere hacer creer orbi et orbe que lo suyo es semejante a lo que le pasara a Salman Rushdie con Jomeini. Nada más falso.

Pero el chico -o el niño Luis- es que sabe moverse en el mundo mediático de los infundios. Prueba de ello fue su aportación a la mesa redonda de las reduccionistas Jornadas. Sería muy pesado el hacer en estos momentos un pormenorizado estudio de su estrategia. Pero cualquiera puede demostrar que siempre que le dejan: intenta reducir la poesía de Javier Egea a una serie de tópicos ridículos. No olvida nunca echar sal en la herida mediante una repetición ad nauseam de las mismas anécdotas. Como en un deleznable artículo que publicara en ELPAÍS este verano como si encima el articulito fuera un supuesto homenaje: donde recordaba que Javier si no llegó a la Universidad no fue más que por sus problemas con el alcohol, y no por otros motivos. Que manera tan especial de hundir en la miseria todas aquellas polémicas teóricas y prácticas en las que Quisquete participara de manera militante a lo largo de su vida. Patética la diablura. Curiosamente, según él, otros pretenden hacer de Javier Egea un furibundo y dogmático militante político. Y según él yerran desde el principio hasta el final. El caso es que muy pocos han sabido leer como lo hacía Javier: pero se le tiene que ridiculizar siempre con la misma anécdota repetida hasta la saciedad para hacer creer a muchos que lo suyo era dandismo e intuición poética al natural. No, nadie como él se plantó en el esfuerzo teórico para poder hacer una crítica radical con palabras pulidísimas que fuera más allá de algo más que un ridículo oficio de rentistas de las letras de cambio del genial espíritu poético...

Al final de sus recuerdos no olvidó pedir de manera un tanto ruín e ingenua que los presuntos herederos del legado de Javier Egea se dejen de tonterías y que permitan que se conozca al poeta en una edición de sus obras que sea hecha por una impresora fuerte de ámbito nacional. Lo que no dice, porque no le interesa, es: las miles de zancadillas que él ha puesto siempre para que la poesía de Quisquete se editase en su propia vida hasta con un prólogo de Ángel González para las prensas de Jesús Munárriz en Hiperión o que después de 1999 se editara en Lumen como Soledades -en un sólo volumen o en varios volúmenes recogiendo muchas perlas sueltas-. De eso no habla. No suelta ni media. Claro: es mucho mejor y más rentable poner su carita de niño angelicalmente bueno y echarle la culpa a otros; y, por supuesto, sembrar infundios a diestra y siniestra...

También resultó muy sintomática la exposición del catedrático de la Universidad malagueña, Antonio Jiménez Millán. Él realizó a finales de los años ochenta un prólogo del libro Raro de luna de Javier Egea. Pero allí no decía nada de lo que fue en Almería el núcleo de su exposición. Ahora, en aquellos versos, ve el mapa del suicidio de Quisquete. Curiosa venganza. Tremendo ajuste de cuentas: por supuesto, ¡¡¡personales!!!

Sí se reconoció por parte de todos algo que debería de ser muy obvio para cualquiera que recale en la lectura de la poesía española contemporánea. Nadie hay en la historia de la poesía con la voz de Javier EGEA. Nadie hay en toda esa historia que posea la fuerza y el saber hacer de la palabra una forma material -radicalmente histórica- de vida como lo hizo con su poética resistencia Javier Egea. Fue el mejor alumno que tuviera la pretendida escuela marxista althusseriana del maestro John Charles Rodráigez -como pronuncia Malcom L. Read el nombre de JCR- en Granada. Donde la Ginebra libertaria y anticalvinista se conjugaba ardientemente con el grito mambí y se brindaba sin complejos por algo más que nuestra amada Cuba Libre... ya que como José Martí nos enseñara: Patria es Humanidad. Lo hacía con la sabiduría gramsciana de un Manuel Sacristán cuando escribía por "una Humanidad más Justa y más Libre viviendo en un planeta habitable... y no como ahora un rebaño de atontados malmuriéndose sin consciencia en un estercolero químico, farmaceútico y radiactivo". Claro que para algunos de los socios más listillos eso no sea más que escritura hecha con materiales panfletarios. Sea. Y además de manera cierta. Panfletos y materiales. Eran palabras que releíamos a placer desde nuestro ecologismo materialista...

lunes, 28 de septiembre de 2009

Hasta REBELIÓN quita artículos de su web por presiones de los estalinistas de la secta de LOS LUISES

Algunas consideraciones sobre la impostura
El fraude García Montero y la fuerza del mito
(Retirado con nocturnidad y sin explicaciones el mismo día)

Que una buena parte de la poesía del señor Luis García Montero es un fraude lo descubrió y mostró, hace tiempo, el fundamental libro Poesía y poder del colectivo “Alicia Bajo Cero”. Que don Luis García Montero, como personaje público, es un fraude se ha demostrado sobradamente, a lo largo de estos dos o tres últimos años, con la insidiosa conducta que él y su entorno político y mediático ha observado con respecto a su particular litigio con el profesor José Antonio Fortes, de la Universidad de Granada, del que, de nuevo, una vez más –con la parcialidad y burda manipulación a la que se nos tiene acostumbrado, en este caso–, el diario Público se hizo eco, en su edición digital del 25 de septiembre. De nuevo, una vez más, cansina y machaconamente, un personal contencioso se disfraza de cruzada ideológica contra no sé qué “tesis revisionistas” acerca de la obra de Lorca.

No voy a cansar ya a los lectores de este escrito con la historia de tal contencioso, con la suma de tergiversaciones y manipulaciones, desinformación e ignorancia que se ha agregado al caso. No. Ahora, querría que fijásemos la atención en cómo todo esto nos desvía de la cuestión central, la impostura y el fraude que tal conducta encierra; impostura y fraude que nos atañen, y nos importan, pues se dan en el ámbito de esa llamada “izquierda mediática”, literaria, cultural o universitaria (elijan ustedes) que se aprovecha de nuestra despreocupación, de nuestra desgana y de nuestra desinformación.

Claro que hay impostores y tramposos, por doquier, con mayor recorrido aún y suerte que don Luis García Montero, especialmente en los aledaños de la cultura mediática radiofónica y televisiva: propietarios de ordenadores mágicos que escriben y plagian solos; dandis y malditos profesionales de medio pelo, que cobran tanto la hora de calaveradas, y que tiran, más bien, a patéticos personajes marisabidillos; o irreverentes provocadores que dan risa (y lágrimas: pero no sonrisas). Esos tramposos no me interesan, pertenecen a un mundo que no es el mío (que, en principio, no es el nuestro), pero el señor García Montero y los que le rodean, sí me tocan, aunque sea de manera lejana, indirecta o tangencial, pues pretenden, en parte, utilizar lo que fui o lo que soy: las ideas, los medios, las palabras, que pienso, que leo, o que yo también digo, uso y escribo; y, de este modo, pretenden utilizarme a mí, y, por eso, les respondo.
Fíjense. Aquel que se presentó –y es presentado aún– como adalid y valedor de la educación, de las libertades y del “civismo democrático”, justificó, en su día, sin el menor sonrojo, el insulto –cuando no, la mera represalia administrativa e inquisitorial– como arma dialéctica (y en esas sigue, según parece, su entorno político y mediático: descontadas las presiones que tal entorno ejerció ya sobre el juez encargado del caso, en su momento).

Quien se presentó a sí mismo –y al que se le presenta aún, a las pruebas me remito– como defensor y campeón de la inocencia crítica y de la virginidad intelectual de sus estudiantes –pobrecitos, ellos–, los deja literalmente abandonados a los pies, se supone, de ese, a su vez, supuesto “monstruo del revisionismo”, que continúa, por el contrario, cumpliendo –él, sí– intachablemente con sus deberes de profesor. Si tanto miedo le dan las condiciones en que queda, y los aires (sic.) que corren en su abandonado departamento granadino (cosa que no dice mucho, la verdad, del respeto que les tiene a sus antiguos compañeros, que quedan en él: descontado, claro, el consabido “monstruo revisionista”; como tampoco dice de su confianza en la valía profesional de los mismos, incapaces, por lo que se ve, de hacer soplar los aires que le convienen al señor García Montero). Si tan preocupado y escandalizado se muestra por lo que pueda hacer el profesor Fortes con la santa inocencia de sus muchachos (eso sí, él solo contra toda una institución universitaria, y contra el resto de los profesores que allí quedan: que ya es suponerle fuerza e intención diabólica), ¿por qué no se queda en su puesto para defenderlos de la ignominia crítica, y de la catástrofe anunciada por él mismo y por todos sus amigos? Desde luego, como gesto de compromiso pedagógico y profesional, no resulta precisamente ejemplar esa dejación de responsabilidades, ni ese vergonzante y lastimero abandono de la trinchera al enemigo (sobre todo, si se tiene en cuenta a toda la tropa burocrática y municipal que tiene detrás, el señor García Montero, cubriéndole los flancos, tanto en la Universidad, como en la ciudad: no olvidemos quién es él, y quiénes son los suyos, en Granada). Por lo que quien declara tan pomposamente que abandona la Universidad, su “puesto de trabajo”, víctima de la injusticia, del abandono y de la indefensión, cual mártir de la causa lorquiana, resulta que, en realidad –otro fraude más–, activa un privilegio funcionarial, la excedencia voluntaria, y cumple con ello un viejo sueño, vivir tranquilamente en la Villa y Corte, dedicado a sus labores: a vivir “en poeta” (sic.); y –por lo que parece– “en poeta sindicalista oficial”, hasta nueva orden (que se dice: o vaivén electoral).

Pero, si el señor García Montero es un fraude, como personaje público –esto es, como profesor de literatura y como escritor “de izquierda”–, lo es esencialmente, no por toda esta serie de pequeñas y grandes imposturas y falsedades, sino por utilizar, desde posiciones supuestamente “democráticas” y “de izquierdas”, la inmensa y violenta potencia irracionalizadora del mito, asociado, en este caso, a la ignorancia culpable, de algunos, y la comprensible inopia, de la mayoría (aquellos que no tienen por qué haber leído nada, y menos a Lorca, y todo el aparato crítico, acerca de su tiempo y de su obra, como el profesor Fortes lleva haciendo, por cierto, durante años).

El ciego apoyo que Izquierda Unida le dio, oficialmente, en un contexto –según quiero recordar– pre/congresual o congresual, a nuestro poeta y mártir, creo que debe ser entendido en ese contexto de general inopia, sumada –y esto es lo auténticamente grave– a la irracional inercia que provocan los mitos y los significantes ideológicos (aunque, por ello mismo, en este caso, sea, a mi juicio, un signo evidente de la decadencia política e ideológica de la organización misma). Lo del puesto en la fundación de CC.OO., que le ha servido al señor García Montero de excusa para el abandono de la trinchera universitaria, sin embargo, tiene, creo, otras motivaciones. Aquí se trata de una decisión pensada, acorde y muy coherente con la deriva burocrática y acrítica que el sindicato ha venido sufriendo en los últimos años.

Si alguien duda, desde la izquierda; o, simplemente, no le da la importancia que debe a esa fuerza irracionalizadora del mito; o de la peligrosa deriva que puede tomar con la complicidad de personajes públicos como el señor García Montero, debería haber visto la mirada inyectada en sangre y odio, o la babosa mueca del insulto, cuando en una cena, entre personas y amigos “de izquierda”, se me ocurrió sugerir la lógica –por otro lado, natural e irremediable, en términos de coyuntura histórica– que llevó a Alberti y a los demás miembros de la Alianza de Intelectuales a utilizar la muerte de Lorca como estandarte simbólico de la resistencia antifascista; hecho que modificó irremediablemente la lectura y el significado de la obra del poeta granadino.

En esa mirada inyectada, en esa grosera mueca de insulto, en ese colapso instantáneo de la racionalidad, de alguien que supuestamente es “de izquierda”, estaba concentrado todo el mal que la impostura y el fraude de personajes públicos “de izquierda”, como el señor García Montero –y los entornos mediáticos que los sostienen y construyen–, pueden hacer.
Este tipo de conductas fraudulentas e impostoras, como la del señor García Montero, con García Lorca, pero no sólo con García Lorca (señor Gelman, cuídese de rendidos admiradores como este), van asociadas, además, a una cierta necrofilia y vampirismo crítico y literario. Véase el caso, paradigmático en tantos aspectos, de Vargas Llosa (por cierto, no puedo dejar de recomendarles, para que visualicen convenientemente algo de lo que quiero decirles, su fotografía de “hombre blanco con negritos”, en el suplemento dominical de El País, del 11 de enero de este mismo año; fuera aparentemente del caso que nos ocupa, posee, sin embargo, un alcance metafórico y explicativo nada desdeñable, por sí misma); en concreto, del sistemático expolio a que regularmente somete el señor Vargas Llosa al canon literario occidental. Ahora mismo, en estos días, con la obra y la figura de Juan Carlos Onetti.

Aunque peor es, quizás, lo que tantos y tantos parásitos de la noche crítica, que pueblan nuestros “medios culturales” (de izquierda y “de derecha”: da igual), hacen cada día con los clásicos (el centenariazo que se le endosó al pobre Cervantes, en el 2005, resulta ejemplar, en este sentido), o con el primer “nombre/excusa” que aparece en el candelero mediático (véase, si no, la reacción de auténtica camada hambrienta y furibunda que tuvieron contra el pobre Gamoneda, por la interesada tergiversación periodística de sus palabras, acerca de Mario Benedetti).

Que vivimos una farsa, en un gran teatro de marionetas, cuyos hilos no movemos, es tema antiguo, donde los haya, y sabido de sobra. Y, aun así, es bueno repetirlo y repetírnoslo, una vez más, levantar la voz y señalar a los impostores, sobre todo a los que pretenden aprovecharse de nuestras ideas y de nuestros espacios de debate; señalarnos, también a nosotros mismos (a mí mismo, me señalo también), como caterva de charlatanes y tramposos.Esta es la razón por la que tienen tanto valor (deberían tenerlo, al menos, para nosotros, que nos llamamos “de izquierda”, frente a toda esa ralea de impostores) aquellos que reman contra la corriente, que nos ponen una china en el zapato, que no sucumben a la irracionalidad, ni a las medias verdades, ni a las cómodas inercias de los mitos; que nos hacen parar, reflexionar, ver de nuevo, comprobar, una y otra vez, lo que creíamos sabido, aunque sea por la provocación, el sarcasmo o el zarandeo hiperbólico.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Pequeñas verdades más inmensas que catedrales católicas

Cuba e Internet
Menos cinismo, por favor

Rosa Miriam Elizalde
Rebelión


Nadie se conecta a Internet invocando palabras mágicas. Por lo menos se requieren de tres condiciones ineludibles: la red de telecomunicaciones, las computadoras o equipos electrónicos que dialogarán con sus pares en el mundo y una cultura del uso de estas tecnologías. Si se vive en una isla, se necesita además de cables submarinos para enlazarse a redes continentales más eficientes que las transmisiones satelitales, muy caras y muy lentas.

El bloqueo decretado por Estados Unidos a Cuba existe desde antes del nacimiento de la Internet en 1969 y ha supuesto –y supone todavía- un obstáculo frontal a que esas condiciones sean propicias para la Isla. Cero tecnología electrónica puede llegar del mercado a 90 millas de nuestras costas, y hasta 1996 no había manera de conectarse con la red internacional, por decisión del gobierno de los Estados Unidos.

Desde entonces es posible, pero solo por esos satélites que convierten a los navegantes cubanos y a quienes visitan nuestros sitios web en mártires de la Internet. Desde 1996, repito, es posible, pero sin las prestaciones que puede disfrutar cualquier usuario que no sea cubano. Alegremente los principales proveedores de servicios en la web los han prohibido a rajatabla, haciendo suyas y aplicando muchas veces de manera extraterritorial las leyes norteamericanas. Aquí no se puede ver Google Earth, ni descargar Google Talk o Crome, ni usar el chat de Hotmail, ni acceder a los softwares gratuitos de Microsoft, ni adquirir dominios internacionales que parezcan favorecer el turismo hacia Cuba, por mencionar algunos servicios. Cuando detectan una IP cubana, estas empresas, estén en Alaska o en España, en París o Canadá, nos advierten que “usted no puede recibir este servicio porque vive en un país considerado terrorista por los Estados Unidos”, palabras más palabras menos.

Cada metro de cable y cada pieza de computadora, Cuba la ha tenido que comprar a precios hasta diez veces más caros en mercados al otro lado del mundo, mientras cada megabytes (MB) * de conexión contratado a Estados Unidos necesita de un permiso del Departamento del Tesoro. Hasta este mismo minuto, el país entero dispone de un ancho de banda similar al de un café internet en Bethesda, un suburbio de Washington: 302 MB de bajada y 180 de salida. O todavía más gráfico: el servidor en Alemania –Strato– que aloja el publicitado blog de Yoani Sánchez posee un ancho de banda 60 veces superior al que dispone toda Cuba: 20 gigabytes (GB).

Pero esta realidad se asienta sobre una paradoja que generalmente se obvia en los análisis sobre la Internet cubana. El país bloqueado por más tiempo en el mundo, acosado y satanizado, está en condiciones, como ningún otro en la región, de dar un salto tecnológico extraordinario en el uso de la Red de Redes, cuando tres de aquellas cuatro circunstancias que hablábamos al principio les sean realmente dadas.

Todas las escuelas primarias cubanas tienen laboratorios de computación, incluyendo aquellas a las que asiste un solo niño en los lugares más remotos de la montaña. La computadora es un instrumento familiar en todos los niveles de enseñanza, en todas las depedencias públicas y en todos los barrios. En una población de 11 millones de habitantes, 2 000 000 han pasado cursos en los Joven Club de Computación y cientos de miles de jóvenes estudian o han estudiado las carreras de Informática en politécnicos y universidades.

Si Cuba fuera un “enemigo de la Internet”, la muletilla de turno, ¿por qué ha invertido tanto en la preparación de la población en estas tecnologías, empezando por los niños de edades muy tempranas? ¿Por qué un país que padece un brutal bloqueo informático –además del otro que intenta rendirnos por hambre y enfermedades–, obstinadamente capacita a millones de personas y extiende en las provincias filiales de una universidad como la de Ciencias Informáticas, que no tiene nada que envidiarle a sus pares en el mundo? Si no le interesara que sus ciudadanos se enlacen a la red internacional, ¿por qué firmó un contrato con Venezuela para tender en próximos años un cable submarino de más de 500 kilómetros desde La Guaira hasta Santiago de Cuba?

La respuesta es simple: porque la decisión de Cuba de extender el uso social de la red no es retórica, y la inversión en estas tecnologías no empezó como en todas partes –favoreciendo primero a grupos económicamente privilegiados y elites tecnológicas–, sino facilitando los espacios sociales y preparando a todo el mundo para el gran salto tecnológico que necesariamente tendría que darse, con bloqueo o sin bloqueo.

De modo que la reciente publicación en la Gaceta de Cuba de la decisión gubernamental de extender el servicio de Internet en las oficinas de Correos solo explica que el país, por sus propios medios, busca nuevas fórmulas para mejorar las comunicaciones, pero en lo absoluto es una prueba de que Cuba ahora se abre a la Red de Redes. Está abierta desde el principio, porque le ha costado millones preparar a su gente, producir tecnologías propias e invertir a precios más caros en su infraestructura tecnológica, bregando además con implacables castigos, acusaciones, ciber-vedettes y trampas de los Estados Unidos.

Todavía está por ver qué se concretará de las recientes regulaciones de la administración Obama. Si entre las medidas anunciadas por el Presidente y los reglamentos para empezar a hacerlas realidad mediaron casi seis meses, las posibilidades de contratos entre empresas de los países para mejorar el servicio de telecomunicaciones puede tardar todavía bastante más.
Mi opinión personal es que si en breve el cable submarino norteamericano se extiende esos 15 kilómetros que median entre el Atlántico y La Habana, y las empresas de telecomunicaciones de ambas naciones negocian en condiciones de normalidad y respeto, el salto de Cuba en la Red será inmediato para beneficio de los cubanos y de la comunidad de Internet, bloqueada también por el bloqueo y excluida de los aportes científicos, las soluciones tecnológicas y los nichos de indudable valor cultural que posee la Isla. Y si esto ocurre, no será por voluntad de Estados Unidos, sino a pesar de este país. Es cínico olvidar que Cuba, sola y contra viento y marea, adelantó muchísimo en esta dirección. Y honor a quien honor merece.

viernes, 7 de agosto de 2009

¿¿¿¡Un marxiano en el Reino de la felicidad canalla de los Bribones FrancoBourbónicos!??


Hay personas que no responden al típico tópico. No es que persona haya que tomarlo en latín por máscara y blablabla para al final no decir nada... Si no que hay gente que no se puede abarcar en un simple abrazo porque son más anchos que un viejo roble y encierran algo más que múltiples mundos. Es el caso, por ejemplo, del septuagenario Paco Ibáñez. Hace unos días estuvo en el ciclo zubiético de Poesía en el Laurel. Nos entregó algo más que un momento de gozo o un simple motivo para el recuerdo.


Paco Ibáñez no es un simple mortal. Es algo así como un HOMBRE-INSTITUCIÓN. Él solito a lo largo de los años ha sabido labrarse con mucho tesón, esfuerzo, coraje; como si él sólo fuera una especie de Enciclopedia de la Literatura adaptada para ser recitada y acompañada con la humilde simplicidad de unas sencillas y modestas notas musicales. Y consigue unir gracias a su voz la palabra de la poesía escrita durante siglos en las más que complejas lenguas de los distintos pueblos que componen el actual Reino de las Españas.


Sólo él ha hecho más porque la literatura salga de los recintos, de los claustros, de los códigos a los que los sempiternos dividendos de la plusvalía nos quiere acostumbrar y con los que se encuadran a los distintos géneros literarios que cualquier Facultad de Letras de la Universidad que cualquiera pudiera elegir como modélica. Acaso: ¿hay alguna que pudiera disputarle solo un pedacito de su magna obra? ¿Quién en una Facultad de Letras, por ejemplo, enseña a amar leyendo a plenitud lo mismo a Rafael Alberti que a Gabriel Celaya o a Manrique lo mezcla con Quevedo y ayuda a entender las disputas de éste con Góngora? En el instituto de La Zubia, seguramente habría corrido la misma mala suerte que un profesor de filosofía, pues le habrían abierto un expediente por recitar los versos de Samaniego si los hubiera utilizado para explicar el amor platónico a los adolescentes sin ir más lejos. Y, sin embargo, se le ningunea como si lo que ha hecho careciera de importancia y no tuviera valor alguno.


Hay gentes que le critican -en muchos casos sin fundamento- lo que hace. Especialmente aquellos que opinan que todo lo estético es una puta cuestión de gustos -y, además, se creen que son de índole- personales. ¡¡¡Animalicos!!!


Hablar de lo que nos ha regalado Paco Ibáñez nos llevaría un espacio y un tiempo bastante extensos. No es este el momento. Sí queremos dejar constancia de que pese a que todo el mundo que nos habla de los veranos del Convento de San Luis del Real en La Zubia como si fueran algo mágico, nosotros no vemos esa magia por ningún lado. Y, en el caso del día del arreglista vascofrancés, menos aún. Qué quieren decir con lo de la magia. ¿Es que no tienen más vocabulario que magia, espíritu, alma para hablar de lo que hace la poesía y las otras artes con nuestras facultades más humanas y materiales?


Al público le faltaba algo más que chispa. Los comentarios de Paco Ibáñez sonaban como si quien los hiciera fuese una especie de extraterrestre, sonaban tan raras que parecían algo así como palabras de un marxiano en medio en una atmósfera de bribones del Reino de la socialmonarquía FrancoBourbónica. Algo fallaba en el ambiente. Una atmósfera bastante pestilente rodeaba el escenario. No había COMÚN UNIÓN entre las palabras del artista y los oídos del público... Ya habrá otros momentos para comentar con más calma algo así como nuestra intuición lorquiana, la de aquel Lorca que pidiera otro público para su teatro... más subversivo.

martes, 4 de agosto de 2009

El patético caso de Alvarito ¿el Mesías de las Buenas Letras de Cambio?

Javier EGEA en su piso zaidinero de la calle Óscar Romero
Al modo y manera que tan cansinamente escribía uno de sus maestros se podría decir que en este caso hay varios síntomas que convendría ir aclarando.


Los síntomas era un palabro que se usaba mucho por la estirpe pseudomarxista del chiflado criminal Luisito Althusser. Pero ¿no pertenece esa lectura de los síntomas a una concepción médica del cuerpo? ¿No es un síntoma, acaso, lo previo para poder después diagnosticar una enfermedad? Fuera como fuese, veamos. Vamos a ver.


El 29 de julio de este año se cumplían los diez años del suicidio de Javier EGEA en su piso zaidinero de Graná. Y su otrora amigo Álvaro SALVADOR publicó un artículo en el diario de la pseudointelectualidad del mester de progresía La Opinión de Granada que tituló EL LEGADO. Curiosa forma de homenajear a su antiguo amigo.


No lo recordó por ninguno de sus más que inolvidables versos. Los poemas de Javier EGEA tienen un algo muy especial: una vez que se leen y se releen sus palabras se pegan a nuestra memoria poética. Parecieran sus versos que fueran el recuerdo homérico de la palabra que se necesita para contar nuestras míseras vidas. No pasa nada parecido con ninguno del resto de los escribidores de rima -o no- a las que por vagueza mental se les conoce como poetas. A quién, una vez que lee "Poética", "Noche canalla", "Sobre el papel", "El Otro romanticismo", el principio de Troppo Mare, etcétera y por fortuna etc., no le entran unas ganas inmensas de copiarlos y difundirlos en cartas, blogs o simplemente enamorarse de alguien recitando esa inaudita potencia de la poesía de tan inconfundible raíz común...


No. Álvaro "El Mesías de las Buenas Letras de Cambio" no habló de la poesía de Javier Egea. Escribió mal -muy mal- acerca de un acto en el que se presentaba el inmenso trabajo que a los editores les ha llevado más de siete años en poner en orden: la riqueza de la obra publicada y póstuma del poeta granadino. Él no estuvo presente. Mandaría a alguien a que le hiciese la crónica. Porque sino no se entiende cómo un señor catedrático de Literatura Hispanoamericana pueda desbarrar tanto. No resulta nada extraño que su tesis doctoral fuese efecto de una muy especial donación ante tanta incapacidad para estudiar, investigar, escribir, razonar o, sencillamente, pensar. A saber cómo se hizo de la Cátedra...


En su artículo no daba una. ¡Vaya! que se equivocó en la fecha, en el sitio y hasta en los nombres. La fecha la colocó en mayo, del lugar también erró y habló en clave de petición de censura: algo así como diciendo cómo os habéis atrevido a usurpar el mismo lugar de la Academia de las Buenas Gentes -perdón, creo que es sólo de las Letras, aunque no sé si se referirán a las de Cambio- y cómo os lo han permitido. Insensatos. Majaderos. Lo pagaréis caro. Vaya osadía la de estos supuestos editores de tres al cuarto. Y ¿de los nombres? Ante tanto desbarre y despropósito se inventó hasta el nombre de un tal PÍO MORA. No sabemos si algún lacanito recibirá el encargo y estudiará el lapsus. Pues merece toda una investigación freudiana que analice el inconsciente -no sólo ideológico- de un sujeto tan abyecto y miserable. ¿A quién tenía en mente cuando escribió ese nombre? ¿A Pío Moa? ¿A Pío Alcántara? ¿A Gregorio Morán? ¿A Ángeles Mora? ¿A ...?


Ya en la primavera pasada, la Cátedra Federico García Lorca que dirige el poeta y profesor Antonio Carvajal, se proyectaron unas Jornadas de Homenaje a la Poesía de Javier Egea. No se hicieron. Por qué. Pues por los enredos mafiosos de los clanes de poder que anidan como ratas en los laberintos de la Universidad granadina. ¿Prohibición? ¿Censura? Esos clanes transmutan en plan alquímico los valores. Hacen pasar lo negro como blanco. Curiosamente la desinformada opinión pública mundial cree que fue el profesor José Antonio Fortes el que fue juzgado en octubre de 2008 y hasta condenado. Y no. Los hechos, el juicio y la sentencia hablan de otro sujeto tan vil y abyecto como el que escribió en La opinión el artículo de marras. Hasta el recién fallecido Mario Benedetti fue mal informado para que su firma constase en un documento en el que se exige que si eres un reconocido poeta laudeado con las mieles del éxito y catedrático universitario puedes insultar, amenazar, difamar, extorsionar a cualquiera que se te ponga por delante. Si tienes tanto poder como el innominado puedes fulminar a cualquiera que pretenda cuestionar hasta tu sombra. Hasta la mismísima Asamblea que se celebró a principios de diciembre de 2008 de Izquierda Hundida no tuvo ningún empacho en sacar un documento para apoyar los privilegios que han de poseer ciertas élites culturales. Vil y repugnante muestra de abuso de poder por parte de la totémica y anticorrupta siniestra transformadora.


El acto al que mal aludía don Alvarito en su artículo iba a formar parte de las Jornadas censuradas y prohibidas. El trabajo de los editores tenía un valor incalculable por sí mismo y se batalló duro para poder presentar su proyecto en el Centro Artístico, Literario y Científico de Granada el 18 de junio de 2009.


Don Alvarito si realmente hubiera sido tan buen amigo de Javier creemos que se habría alegrado muchísimo de que por fin su obra comenzara a salir a la luz. Y, sin embargo, su estrategia ha sido otra. Muy otra. ¿Cuál? Desprestigiar hasta no se sabe dónde a las personas que en estos años sólo han intentado que el legado de Javier no se muera en el olvido. Sabe camuflar sus golpes. Sabe adornarlos para que parezcan realmente lo que no son. Y es que en realidad, al parecer, le duele muchísimo que haya gentes desinteresadas que trabajen, estudien y sepan valorar en los poemas de Javier la material historia de la poesía más excelente de nuestro tiempo.


Cualquiera puede leer los numerosos comentarios que se han ido añadiendo de manera espontánea al artículo del letrateniente de la Facultad de Letras. Resulta muy sintomático que nadie rompa ni una lanza por apoyarlo. Creo que se sabe muy bien de qué materia está hecha la palabra de tan miserable y patético articulista. Hay mensajes que no dejan lugar a dudas. Muestran conocer, desde tiempo ha, al personaje.


Esperemos que en breve el trabajo de Pío Alcántara y de Juan Antonio Hernández García pueda ver la luz. Sería impagable nuestra deuda para con ellos si esos cuatro inmensos volúmenes que presentaron en aquel acto del mes de junio pudieran ser leídos como se merecen en una página web de internet. Es lo mínimo que merece el inconfundible legado de un poeta universal como fue Javier EGEA MARTÍNEZ, conocido por sus entrañables como "Quisquete".

martes, 28 de julio de 2009

En el Puto décimo aniversario de tu amada ausencia




"[...] que sabemos que la poesía no hay que esperarla como la lluvia, que sabemos que hay que trabajar y empeñarse a diario a base de estudiar, de vivir, de leer, de contactar unos con otros dejándose de divismos y manteniéndose dignos en todo momento, sin llegar nunca a venderse en medio de toda la estructura sórdida capitalista de la explotación y de la muerte."



  • EGEA, Javier, "El amor es de carne y hueso, no llueve de las nubes (Entrevista: Eduardo Castro)". Diario de Granada, 10 octubre 1982, págs. 11-12

Sobre especulaciones de los caciques en el Reino FrancoBourbónico de los Bribones


Hace unos días el presunto anarquista José Manuel NAREDO dió a luz un breve artículo que tituló "Especulación y Caciquismo". Algunas páginas de internet, blog lo copiaron y pegaron para ver si así tenía mayor difusión.


Naredo juega en su breve entrega con dos ideas básicas. No se explaya en exceso. Pero sí que pone algunos puntos sobre algunas íes. Y lo mejor es que abre grandes posibilidades para hacer después reflexiones de largo alcance.


Quizá a algunas personas lo de caciquismo les traiga a la memoria algunos de los mejores trabajos de Joaquín COSTA en el pasado siglo XIX. Y aunque en los recientes tiempos de la "Traición a la República" se le haya marginado sus análisis siguen siendo pertinentes y de una gran actualidad. Pues el Reino de los Bribones Francobourbónicos no ha hecho otra cosa que generar un caótico estado de taifas regido por una red corrupta de impresentables caciques.


Los últimos treinta años los caciques que se han dado en proclamar alcaldes no han hecho otra cosa que especular caóticamente con el suelo urbano. Por no saber resolver no han resuelto ni problemas de agua, alcantarillado, basuras,... Y han dejado crecer junto a sus antiguos núcleos rurales una serie de urbanizaciones en las que el apartheid clasista se ha instalado de una manera bárbara. Durante un tiempo se nos ha querido vender que eso significaba modernizarse: asfaltar calles sin tener en cuenta ni siquiera alguna actividad de la economía campesina. Aislar al personal en guettos, aunque después se nos repita por activa o por pasiva de que ya no es tiempo en el que existan las clases sociales. Menos aún que pueda haber atisbos de su lucha. El modelo del que copiaron no resulta nada estrambótico ni lejanamente exótico. Cualquiera podría percatarse de cómo se edificó en la Costa del Sol malagueña, de cómo se instalaron las tribus rubiacas del Norte y, salvo alguna que otra excepción, el contacto con los "indígenas andaluces" fue menos que mínimo.


Han sido treinta años de un puto desastre urbanístico. Se han tirado a la cuneta todos los saberes campesinos y, por supuesto, se ha vapuleado hasta la saciedad todo lo que las vanguardias más comprometidas en clave arquitectónica nos hubieran podido enseñar. Una serie de rufianes se ha apoderado de nuestros pueblos ahogando cualquier libertad real que pudiera nacer en las entrañas mismas de nuestros pubelos. Una tiranía implacable se ha hecho con las riendas de los poderes municipales. Y ha tirado por la borda lo que podría haber sido otra forma de crecimiento alternativo, diferente y autogestionario.


Hemos progresado arrollando nuestros pueblos con una mentalidad paleopolítica. Los Bribones del Reino FrancoBourbónico han sabido especular con nuestras miserias y se han hecho de oro. Por supuesto, gracias a sus potentes medios de incomunicación nos han sabido dar sopas con ondas.


La historia de la saga de los Bribones tiene más que mandanga




Cualquiera puede hacerse con un diccionario de la lengua española y elegir entre varias miles de palabras al azar incluso. El monarca asesino de la saga francesa de los Bourbones ¡no! A él el dedo siempre se le va a la misma. Parece que le cansa leer, igual hasta no sabe mucho. Prueba de ello es su penosa lectura en cualquier acto público: aburre hasta a las ostras. ¿Quién puede aguantarlo en el machacante discursito que le suelta a todos sus súbditos por Navidad?



Su dedo cuando ha de elegir un nombre para uno de esos veleros que con tanto esmero le "regala" la más lameculista de las organizaciones empresariales siempre se va a la misma letra: la B. El marcador tiene que estar ya hasta las narices de no moverse. Pues después de la B se clavó en la r. Y así hasta completar en plan dinástico y en numerología romana media docena de Bribones.



Nos lo está diciendo a las claras como en el cuento del rey desnudo. Pero acá la servidumbre voluntaria de los súbditos inventa cualquier historia para hacernos tragar las ruedas de molino como fuesen si pequeñas aspirinitas... Y así nos va...

lunes, 27 de julio de 2009

Ni Estado ni Derecho: Por tanto ni Justicia ni tan siquiera posibilidad de Igualdad jurídica existen en el Puto Reino FrancoBourbónico de los Bribones



GABRIEL ALBIAC
ABC, Madrid, lunes, 27-07-09


¿TE acuerdas? Lo leíste tal vez demasiado pronto para comprenderlo. Pero no lo olvidaste. Tal vez porque, de la dictadura, sólo leer cosas como aquella te ponía al abrigo. Y, sí, tal vez era demasiado pronto para saber que ni aun después te iba a gustar demasiado vivir en esta tierra. Pero no lo olvidaste. Lo has comentado demasiadas veces en clase para necesitar siquiera buscar el libro: «Es necesario que, por la disposición de las cosas, el poder contrarreste al poder». Lo más probable es que tus alumnos nunca entiendan por qué esa nadería te conmueve más que otros resonantes manifiestos. Pero, a partir de cierta edad, sólo conmueve aquello que tiende al postulado matemático. Como esa fórmula glacial del Montesquieu al cual en vano comentas en clase; del cual, aún más en vano, has hecho el machacón uso de esos desesperados que se aferran a la bella precisión de las palabras allá donde las realidad niega consuelo. Sí, Montesquieu está muerto y enterrado. La democracia, también. Nosotros.




La línea de fractura en el voto del CGPJ sobre la Ley Aído se ajustó milimétricamente a la raya que demarca a sus magistrados en función del partido que propuso su nombramiento. Es lo más importante de lo que sucedió en la votación del jueves. Fue el verdadero entierro de Montesquieu, que una complacida barbarie anunciara, desde el gobierno GAL-González, en el inicio de los años ochenta. Y eso no escandalizó a nadie; lo cual es todavía más trágico. El jueves por la noche, yo escuchaba a una vocal del gobierno de los jueces dar por sentado que todos y cada uno de sus colegas se habían atenido religiosamente a la «disciplina de voto», a la cual el origen partidista de su nombramiento los ligaba. Lo extraordinario era que exponía eso con la placidez de quien exhibe un mérito. Para nada la desasosegaba la constancia de que un poder judicial cuyos miembros actúan como representantes de partidos políticos, sean éstos cuales fueren, ha dejado de ser un poder judicial, para transformarse en otra cosa: una instancia judicial de los partidos. Y que, conforme al aserto que todos los constitucionalistas juzgan su piedra fundacional, una sociedad en la cual la completa independencia y contraposición de poderes no está garantizada, «ha dejado de tener Constitución». No ésta o la otra. Constitución, en el rigor primordial del término. Porque Constitución e independencia de poderes contrapuestos son lo mismo; y todo lo demás –las precisiones históricamente determinadas de su funcionamiento– es efímero por accesorio.



Yo permanezco en este país, ya lo he escrito, porque he sido lo bastante gilipollas para llegar a la sesentena pobre. Pero sé –desgraciadamente no soy lo bastante gilipollas para no saberlo– que la ausencia de independencia judicial –esto es, de Constitución material– nada tiene de un riesgo abstracto o lejano. Es cada ciudadano en cada instante de su vida el que queda afectado por la falta de un Poder Judicial independiente. Porque es esa independencia, bellísimamente expuesta por el Abad de Sieyès en agosto de 1789 ante la Constituyente, la que garantiza al más indefenso, al más débil de los ciudadanos un respaldo legal más poderoso que el que pueda poseer el más fuerte de los individuos o de las instituciones. Cuando –como sucede en España– los partidos políticos nombran a los miembros del gobierno de los jueces, están erigiéndose a sí mismos en impunes: quien nombra, manda. Y la ley deja de ser igual para todos: los jueces han pasado a convertirse en jueces a la medida. No hay poder judicial autónomo aquí. No hay Constitución. Nadie es legalmente igual a nadie.