martes, 3 de noviembre de 2009

Un buen ejemplo de BRIBÓN FRANCOBOURBÓNICO

Para Almudena y Manuel

Pablito Ángel DELFARGUE
& Claudia ROJA

(LPGr, 3 de noviembre de 2009)


Tremenda unanimidad en los putos recuerdos de tanto necio que apuntala sus putos negocios en la falsedad y la mentira.

La estulticia de la falsimedia ha trazado su estrategia para conformar a diestra y siniestra su maquiavélica voluntad de poder: ¡Que asco de LPAÍS! ¡Que pena de LMUNDO! ¡Que mierda de ABC! ¡Que horrible visión la de la Puta RTVE!

Hacen a diario apología de la muerte más atroz. Ha muerto el baboso cortesano Sabino Fernández Campos. Y no hay ni una voz disonante en el redil mediático de los medios de incomunicación de masas del Reino.

No era ningún niño cuando corrió a alistarse al criminal y bárbaro ejército del Alzamiento Nazi-o-nal. Supo como nadie ser siervo, feliz vasallo y difundir por doquier su ciega obediencia.

Como tantos creyó que aquel golpe militar sería sólo cuestión de unas horas. Los mandos traidores al Gobierno democrático de la República española poseían bastante solvencia en el arte de matar. Eran matarifes criminalmente bien estrenados. No tuvieron piedad a la hora de abusar del armamento químico como armas de destrucción masiva contra las poblaciones civiles del Rif norteafricano. Y de manera impía y criminal se lanzaron a una campaña de exterminio genocida. Pero...

...el puto golpe militar para que triunfase tuvo que desangrar al pueblo. Se encontraron un pueblo desarmado pero valiente. Un pueblo que bien poco sabía de artes marciales ni de estrategias militares. Todavía se oyen ecos de los reproches a la anárquica desobediencia que caracterizaba a las desorganizadas milicias populares republicanas. No había consensos ni acuerdos ni disciplina. Pero sobraba el valor y el coraje. Aunque ciertamente fueran mucho mayores la impotencia y la ignorancia... Éstas se habían sembrado sin descanso durante tiempos inmemoriales. Siglos y siglos: per seculam seculorum...

Es falso que se enfrentaran dos Españas. No existieron dos bandos. Eso es un puto cuento. Pura mitología inventada en plan leyenda por los criminales que vencieron en una cruzada de exterminio genocida. No. No es cierto. No había posible comparación.

Fueron casi tres años de sufrimiento y de exterminio genocida a los que les siguió aún una década brutal de hambre, represión y miseria aún más desigual por parte de la criminal derecha franquista a la que sólo le interesaba la explotación más dura sin que hubiera ni ciencia ni consciencia que la pudiera diezmar. Durante casi cuarenta años han sabido muy bien vender la tergiversada historia.

Sabino Fernández Campos ha muerto. Y con él se ha disparado toda la jauría de las jaculatorias de la hipocresía reinante en este puto Reino bastardo de los Bribones FrancoBourbónicos. Su muerte ha levantado acta de la diaria apología del Terrorismo de un Estado criminalmente establecido que se realiza sin parar en este pestilente país...: el Reino FrancoBourbónico de los Bribones.

domingo, 1 de noviembre de 2009

No olvidéis que las dictaduras fascistas sólo EJECUTAN la criminal lógica diaria del PORNOCAPITAL TANATOCRÁTICO


Se conserva la memoria de la clase media urbana, que SUPUESTAMENTE dirigió el cambio tras la dictadura
El historiador Pablo Sánchez León explica que España no hizo justicia durante la transición porque “perdió a sus indígenas”

Prensa Contamíname
www.rebelion.org 31/10/09


El profesor de Historia en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Pablo Sánchez León explica que España no haya hecho justicia respecto a la dictadura durante la transición porque “perdió a sus indígenas” durante el franquismo. Sánchez León intervino en la tercera mesa redonda del Encuentro Iberoamericano de Derechos Humanos y Ciudadanía Memorias en Transición, Sociedad civil, movimientos sociales y ciudadanía. “No hay memoria de la transición española porque en ella no hubo indígenas, pero los hubo antes”.


El historiador usa esta expresión al seguir el hilo de las argumentaciones de los invitados procedentes de América Latina en este encuentro, que frecuentemente se refieren a los indígenas o a la población afrodescendiente como los protagonistas de las nuevas transiciones democráticas que se están dando en la región.


La II República y “la larga resistencia de la guerra civil” fueron posibles gracias a los “campesinos analfabetos, pero cultos” procedentes de las culturas “subalternas” que se habían mantenido gracias a su autonomía por haber sido “excluidas del orden liberal”, como también lo fueron los indígenas en América Latina. En ese espacio excluido del orden elitista, en el campo español se formó un “orden subalterno en cierta medida autónomo” sostenido por redes de solidaridad entre las aldeas y las villas. Es lo que el historiador llama “los indígenas” españoles.


Ese “indigenismo subalterno” de los años 20 y 30 que perduró en algunos lugares de España hasta los 40 desapareció durante el franquismo, en el proceso de “éxodo rural más extenso en el tiempo y más intenso de los experimentados en Europa durante el siglo XX”. De esta manera, España, al perder a ese campesinado que hizo posible la II República y la resistencia al golpe y al avance de Franco, perdió la memoria de los años 30, que pasó a ser contada por las clases medias urbanas y cultas creadas durante la dictadura.


“Tengo la percepción, incluso autobiográfica, de haber vivido una transición sin ese componente de emergencia de un lenguaje en torno a la recuperación de agujeros de los procesos traumáticos del siglo XX, que sí se da en América Latina”, manifestó Sánchez León, quien seguidamente se preguntó “¿qué pasó en los años 70 para que esa justicia transicional no fuera importante?”.
La respuesta que el historiador da a esta pregunta parte de la creación de una sociedad civil propia por parte del franquismo, basada en la clase media urbana “adquisitiva, civil, de estatus, que se genera en el desarrollismo de los años 60 y no se ha roto hasta el día de hoy”. Se trata de una sociedad civil que no quiere por igual “ni paletos, ni aristócratas, ni rojos obreros”, que distingue y separa el trabajo de la política, la vida privada de la vida pública, relega la política a un segundo plano, prefiere ser representada que participar y aspira a que las instituciones resuelvan sus problemas, mientras se recluye en el ámbito privado. “Ésa es la base social de la lucha contra la dictadura, que tiene una identidad política antifranquista, mientras que el resto de su identidad está marcada por ese contexto desarrollista”.


Así, a pesar de que en el año 76 “hubo conatos de justicia transicional y de recuperar activamente los años treinta” y unas “huelgas salvajes” que deslegitimaron por igual al régimen que a la oposición antifranquista, sostenidas por un movimiento popular, obrero y vecinal “transgresor de los límites de la propia oposición”, luego “llegan los partidos y se hacen cargo de la transición”. El pulso se traslada entonces al terreno cultural y hoy el problema de la memoria consiste en saber “qué narrativa alternativa tenemos” después de esa crítica a la visión dominante de la transición española elaborada por las clases medias que la hicieron.